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¿Alguna vez pasó por tu mente la pregunta de dónde y cuándo nació Casa Mejicú?

Hoy te contamos el inicio de esta historia, que inició en la Hacienda de San Felipe el Alto, Oaxaca a inicios del siglo XX. 

Esta Hacienda se ubica en el poblado de Zahachila, donde Doña Juana Hernández de Jiménez, en compañía de su esposo Juan N. Jiménez, aprovecharon el barro y el caolín que podían extraerse de los terrenos de su propiedad para poner en marcha lo que sería su taller de alfarería.

 

 “La alfarería, oficio noble y bizarro, entre todos el primero, pues en la historia del mundo, dios fue el primer alfarero y el hombre su primer cacharro”. 

Poesía popular 

 

El barro es el material fundamental para la elaboración de variadas artesanías y el caolín el elemento que le da el bonito acabado vidriado. Bajo la dirección de Doña Juana, la alfarería establecida en el casco de la Hacienda llegó a tener más de 40 trabajadores.

Al correr de los años, su hijo Don Felipe Jiménez Hernández contrae matrimonio con Doña Victoria Gil Guerrero en 1937, haciéndose cargo a partir de ese año de la alfarería y de la fabricación de la loza de margaritas.

Tres años después, la ubicación de la alfarería daría sus primeros pasos fuera de la Hacienda y cambiaría a las calles de Rayón, zona típica del comercio en la ciudad de Oaxaca, lugar donde permaneció alrededor de 8 años.

 

Cinco años después, en 1945, la familia Jiménez tomó la decisión de salir de Oaxaca para buscar nuevas oportunidades en los negocios y nuevas posibilidades educativas para sus hijos. Don Felipe se quedó en el taller de alfarería y Doña Victoria se trasladó a la Ciudad de México con sus hijos.

La familia Jiménez establece el negocio en la calle de la Alhóndiga, famosa por ser escenario de la película El Callejón de los Milagros (1995). Al final de esta calle se ve el templo de la Santísima Trinidad, parte de lo que fue el tianguis más grande que existió en la Ciudad de México, con al menos 506 calles a la redonda y donde se ubicaba también el Ex convento de la Iglesia de la Santísima.

 

El cambio a la tercera generación. 

Un año después, Doña Victoria, decide alternar el trabajo de la tienda con la venta de joyería, para obtener suficientes ingresos para mantener a sus hijos. Solicitó el apoyo de su hijo Don Carlos, quien ya estaba casado y tenía una hija. Al estar estudiando la carrera de medicina y con sus obligaciones paternales, no pudo atender el negocio y Don Jorge, el tercer hijo del matrimonio, toma las riendas en 1947.

 

Parte de los cambios implementados fue la mudanza a la calle de Guatemala, también en el centro histórico, para contar con un lugar más amplio para comercializar los productos al mayoreo y menudeo en el año de 1948.

En 1952, Don Jorge termina sus estudios y se recibe como contador privado, C.P., lo cual le permite controlar y conocer mejor su negocio, gracias a herramientas contables. Además, en México se iniciaba la etapa del Desarrollo Estabilizador, la cual permitía un crecimiento sostenido en diversos sectores.   

Ante la mayor demanda de productos, comienza un recorrido en la República Mexicana, encontrando en 1955 a nuevos artesanos en Dolores Hidalgo, Guanajuato, quienes le vendieron el plato amarillo, el primer producto vendido al mayoreo. Este producto ya se vendía por camión completo.

 

Decisiones sobre el mercado. 

En 1957, un Dodge 1933 hizo las veces de “tienda móvil” ya que Don Jorge le quitó los asientos traseros para cargarlo de mercancías y visitar los mercados que el Gobierno de la ciudad estaba construyendo, así como los tianguis. Así, la clientela se amplió y nacieron las ventas a crédito, el cual se brindaba por 8 días.

La venta al mayoreo seguía creciendo y a los artesanos de Guanajuato se unieron los de Jalisco, Michoacán, Puebla y Oaxaca, entre otros. Con esta capacidad aumentada, fue el momento de dar el paso hacia la relación comercial con las tiendas de autoservicio como Aurrerá (sucursal Bolívar), Comercial Mexicana (sucursal Venustiano Carranza), Gigante (sucursal San Antonio) y Sumesa (sucursal Satélite) para la venta de mayoreo, con un volumen tal que superaba a los 10 principales clientes de tianguis y mercados.

Gracias a los compradores José Luis González Iroz, José Luis Campillo, Rafael Guerra y la Srita. Nieto

Por lo que respecta al menudeo, la tienda establecida en la calle de Guatemala #94 empezó a enfrentar problemas en el manejo de inventarios y logística. La ubicación complicaba la carga y descarga, aún con la compra de diablos para el traslado. Por esta razón, se tomó la decisión de una nueva mudanza, esta vez, al sur de la ciudad.

Sin embargo, en esta ocasión se compró el terreno, gracias a un crédito bancario y se construyó lo que ahora es la Casa Matriz en Tlalpan #2191, en Coyoacán.  La mudanza tuvo lugar el 1° de septiembre de 1966 y se hacen oficiales las dos divisiones: venta al menudeo de artesanías y venta al mayoreo de cerámicas y artesanías. Este momento implicó dar el paso a la creación de una Sociedad Anónima: Artesanías Bodegas Oaxaca, S.A.

El crecimiento en ventas de inicios de los años 70 superó en 60% a la década anterior y se hizo necesario construir el primer piso de la tienda (800m2), para dedicarlo al menudeo y mantener el mayoreo en la planta baja, además de ampliarla en 300m2.  

 Curiosidades: 

En las décadas de los 60 y 70, los proveedores pedían que se les pagara en efectivo y “billete chico” (de $10.00, $50.00 o $100.00) ante la falta de bancos y desconocimiento de los billetes de alta denominación por parte de los habitantes en los pueblos y así, no tener problemas de pago. Esto, como se imaginarán, exigía viajes con un riesgo más alto de encontrar retenes en los que se pudiera perder el dinero.

¿Conocías estos detalles de nuestra historia? 

 

Pronto lanzaremos la segunda parte…