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Hoy podemos ser originales y obsequiar una bella bolsa de fibra de henequén, práctica y amigable al medio ambiente

¿Sabías que…?

Detrás de la artesanía de moda elaborada con fibra de henequén, hay una historia de esplendor de la industria henequenera yucateca, fue llamado el “oro verde”, debido a la gran derrama económica que generó en la entidad, entre los años de 1890 y 1910. 

El henequén o sisal es un agave autóctono de Yucatán, considerado por los mayas como sagrado, le llamaban ki, lo cultivaban desde tiempos prehispánicos para obtener la fibra de la planta, llamada en lengua maya soskil, con la cual hacían hilos para manufactura textil, producían jarcias, cordeles, hamacas, sacos, bolsas y artículos de trabajo de uso cotidiano.

Hoy en día, los mayas emplean las fibras en el ramo artesanal armonizando la tradición y las nuevas tendencias en artículos utilitarios, con diseños renovados y fascinantes, utilizando las fibras pigmentadas con colorantes naturales de maderas o con tintes que consiguen en las mercerías; y con la incorporación de elementos de madera y metal, con lo cual han promocionado su trabajo de manera exponencial. Podemos encontrar entre la gran gama de artículos, hechos totalmente a mano: bolsas y sombreros, alhajeros o aretes, telas, tapetes, cestos, manteles, hamacas, cigarreras, monederos, pantuflas y zapatos, entre otros. De igual manera, el henequén se integró en la creación de obras de arte, que han sido expuestas en diversos museos. 

Símbolo de identidad

El henequén es considerado el símbolo de identidad de Yucatán, razón por la que, desde hace varios años, la población se dio a la tarea de recuperar e impulsar su cultivo en la región, para incrementar la producción de los diversos artículos que se elaboran con él, principalmente las bolsas típicas que se utilizan para las compras o de uso personal, apoyan enormemente la eliminación del plástico tan dañino para nuestra salud y dará empleo a decenas de miles de campesinos mexicanos que trabajan en esta actividad.

¿Sabías que…?

• De manera secundaria, en el proceso de industrialización del agave, se obtiene el licor de henequén o de sisal, parecido al tequila. 
• Del henequén puede extraerse pasta de papel, abono, biogás y alimento para el ganado que se obtiene del desfibrado de la pulpa. 

Elaboración

Cada pieza lleva semanas de faena, pues hay que conseguir el henequén en las pocas desfibradoras que existen en la zona de Xocchel y Hocabá, a unos 40 minutos de Mérida, después hay que separar las fibras largas de las cortas y teñirlas. 

Una vez secos los manojos de henequén, los artesanos mayas aplican la sabiduría que han recibido de generaciones anteriores, utilizando la técnica que les surge de la imaginación, esta puede ser el trenzado, como el que se utiliza en las bolsas sencillas; el torcido y costurado con el hilo de henequén, como el que utiliza para elaborar alhajeros; con telar de cintura para obtener pliegos finos que luego se costuran y forran; o una combinación de varias técnicas. No se desperdicia nada, ya que los restos del henequén que sobran, son utilizados para hacer cestos tipo nido, ideales como cuencos decorativos.

Antecedentes

La industria del henequén a gran escala se inicia en Yucatán aproximadamente en 1850, esto ocurre por varios factores concurrentes en el tiempo:

• El cultivo extensivo del henequén, impulsado por la propiedad feudal de las haciendas
• La abundante mano de obra indígena maya. Sometida al esclavismo laboral, cometida por los hacendados henequeneros, llamados “Los reyes del henequén”
• El desarrollo de maquinaria industrial como el “tren de raspa”, que vino a facilitar el proceso de desfibración del henequén, para la obtención del soskil, con el que después se fabricarían productos derivados
• El desarrollo de maquinaria agrícola, que permitió el uso intensivo de los hilos de henequén en la confección de tejidos

La exportación del henequén desde Yucatán hacia muchos países del mundo, representó el 90% del mercado, esto detonó el auge económico de esa región a finales del siglo XIX y principios del XX. Con el arribo de las fibras sintéticas y el aumento de las plantaciones de agave en otros países, a partir del primer cuarto del siglo XX, el henequén mexicano perdió su importancia.