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La bella artesanía mexicana de cobre tiene muchos recursos para armonizar la decoración dentro de la oficina y el jardín; en el hogar, además de ornamentarlo, su uso principal está en la cocina ¡ah! pero también se fabrican artículos varios de joyería

Santa Clara del Cobre, Michoacán

Esta población destacó en la elaboración de artesanía de cobre, por haber conservado la tradición artesanal, heredada de tiempos prehispánicos. Fue incorporada al programa Pueblos Mágicos en el año 2010, en honor a su riqueza artística.

Santa Clara del Cobre, fue fundada en 1553, el pueblo se encuentra situado entre la sierra de Santa Clara y los cerros de la Cantera. Durante la época de la Independencia, cuando la minería menguó en todo el país, la industria local de Santa Clara del Cobre logró sobrevivir. Hacia la mitad del siglo XIX tuvo un auge temporal y decayó para la época de la Reforma y nuevamente floreció a finales de este mismo siglo. 

Actualmente, la mano de obra y la creatividad de los artistas michoacanos son mundialmente reconocidas. Las piezas más apreciadas y las que poseen mayor valor artístico son producto del carácter y la técnica tradicional, Cada artesanía es única porque no utilizan moldes ni maquinarias; moldean con cincel, martillo y marro cualquier trozo de cobre hasta convertirlo en una verdadera obra de arte.

Con la técnica de martillado dan forma a diversos artículos de uso cotidiano. Dentro del hogar, especialmente en la cocina, el llamado cazo de Don Vasco, así como, tazas, vasos, jarrones, platos, ollas, sartenes, etcétera, pues es un muy buen conductor térmico, ya que permite que el calor se distribuya uniformemente a lo largo de su superficie. Para decoración se producen lámparas, floreros, macetas y figuras varias que ornamentan las oficinas y jardines. También se elaboran piezas de joyería como aretes, collares.

Cabe mencionar que el paso del tiempo, la producción de piezas de cobre ha cambiado y se ha adaptado a las condiciones actuales, por lo que el 50% de la población se encuentra ligada a la producción de los talleres y tiendas dentro del pueblo y en los últimos 13 años, sus actividades laborales han girado en torno a la producción de altas cantidades de piezas de cobre para la exportación, por lo que hoy es posible hablar de una industria del cobre, aun así, los artesanos se ocupan por conservar, dentro de lo posible, las técnicas tradicionales.

Actualmente, las técnicas de trabajo que se practican en Santa Clara del Cobre, además del martillado, son el esgrafiado, el repujado, el cincelado y el esmaltado. Los acabados pueden ser, al natural o en blanco, en algunos casos se producen piezas con un baño de plata, además del perfilado en oro y el patinado. 

Festejos

Coincidiendo con las festividades en honor a Santa Clara (patrona del lugar), se celebra en agosto, la Feria Nacional del Cobre, un evento que reúne a los principales artistas y orfebres y desde 1965, cada año se lleva a cabo el concurso de Cobre Martillado, compiten alrededor de 800 piezas elaboradas con diferentes técnicas. 

¿Sabías qué…?

• El cobre se usó para elaborar monedas que se utilizaban en el comercio al menudeo, además sirvió para pagar las rayas de los trabajadores en la zona sur de México.
• El buen sonido de una campaña, se logra con la proporción correcta de los metales de cobre, bronce y estaño.

Orígenes del cobre

El cobre se conoce en Mesoamérica desde los 5 mil años a.C. En México se tienen registros de que el cobre se tuvo y empleó en lo que es hoy el estado de Michoacán.

La región de Michoacán, es la cuna de indígenas artesanos que desde tiempos prehispánicos fundían y trabajaban el cobre, los cuales aprovecharon su maleabilidad para hacer formas delgadas y cortantes con la técnica del martillado, descubrieron entonces que su resistencia aumentaba mientras más se martillaba, crearon hachas, anzuelos, azadas, punzones, tubos, sopletes, puntas de lanzas, pinzas, agujas y alfileres; así como cascabeles zoomorfos, collares, pulseras, anillos, imágenes de dioses, pectorales, bezotes, etcétera, al igual que aleaciones con oro; con su trabajo, rendían tributo al señorío tarasco. 

Con la llegada del Obispo Vasco de Quiroga, a mediados del siglo XVI, el religioso contribuyó notablemente en la organización y progreso de las actividades artesanales, enseñándoles a los nativos de la región, nuevas técnicas para perfeccionar la fundición del cobre, así como para trabajar el martillado de sus piezas, técnicas que se pueden apreciar hasta el día de hoy.