BLOG

 

 

La riqueza y grandeza de la cultura mexicana es palpable de diversas formas: desde la comida, la música, hasta la ropa. Cada hilo y bordado contiene la historia de nuestras raíces y de las manos que le dieron vida a esas piezas. 

El poncho quexquemetl es una de esas grandes prendas llena de ancestral historia y que ha logrado prevalecer el largo paso de los años, siendo legado vivo sobre de los hombros de las mujeres. 

¿Quieres saber la historia que entrelaza los orígenes de esta bella pieza? Aquí te contaré aquello tan especial que esconden sus hilos y que la hace tan valiosa. 


Sus orígenes


Quexquemetl o quechquémitl, su nombre en náhuatl, viene de quechtli que significa cuello y quemitl, vestido y es una de las prendas más antiguas que, hasta la actualidad, continúa embelleciendo la presencia de quien la porta. 

Dos rectángulos del mismo tamaño unidos en forma de L dan como resultado esta prenda triangular que cubre el torso y que, junto con el huipil, es considerada la prenda prehispánica femenina por excelencia. 

Estados como San Luis Potosí, Puebla, Hidalgo y el Estado de México son los principales elaboradores, continuando con esta antigua tradición. 

Es difícil apuntar a un pueblo en concreto como absoluto creador, pero se cree que se originó en la zona del Golfo de México y así comenzó a extenderse su uso. Figuran especialmente entre los pueblos nahuas, otomíes, mazahuas y huastecos.

Su uso fue tan extenso y variado que cada pueblo utilizaba sus propios diseños, técnicas, colores y materiales para distinguirse y plasmar su propia identidad.


Prenda 100% mexicana 


Los materiales más utilizados son el algodón y la lana, aunque en estados como Veracruz, se utiliza la gasa y esta prenda es usada para cubrir la cabeza. 

Pero el proceso es aún más impresionante, ya que puede tardar hasta tres o seis meses de acuerdo con el tipo de técnica, diseño y bordado utilizados. Incluso, antes de llegar al telar para su elaboración, la preparación, hilado y teñido de los materiales son pasos que deben seguirse cuidadosamente. 

Puede tejerse utilizando la técnica de telar de cintura, donde se amarra un palo a la cintura y comienza a tejerse o con el tejido en curva, una compleja técnica prehispánica que hace posible crear piezas en forma de herradura. 


El importante papel de la mujer


La especial relación con la mujer no tiene que ver sólo con estar hecha para el uso de las mujeres desde hace miles de años, es, incluso, aún más profundo.

En aquella época, el quexquemetl lo portaban las mujeres de la nobleza mesoamericana. También se han encontrado figuras de deidades prehispánicas engalanadas por esta prenda, lo que la dotaba de este carácter tan especial e imponente. 

Tras la conquista española, el quexquemetl comenzó a ser utilizado por todas las mujeres indígenas, volviéndose una emblemática pieza de nuestros pueblos.

Como dato curioso, esta prenda también era una señal para comunicar sin necesidad de decir palabras: si la prenda tenía flecos, la mujer estaba soltera y si no los tenía, indicaba que estaba casada. 

No sólo todo lo anterior, esta pieza ha sido creada desde su origen por mujeres y el secreto de su elaboración ha pasado de madres a hijas, depositando siglos de sabiduría e historia en las manos y conocimiento de las mujeres. 


Bordados que cuentan historias


Esas manos prodigiosas han creado obras textiles detalladamente elaboradas, conteniendo pedazos de una majestuosa historia, la historia y vida de sus pueblos, a través de sus bordados.

Se bordaban momentos e imágenes del día a día, de animales, flores o motivos figurativos, convirtiendo a cada quexquemetl en una verdadera pieza llena de momentos detenidos en el tiempo con cada hilo. 

En la actualidad, pocas son las personas que mantienen viva esta tradición de generación en generación y siguen dando vida a prendas verdaderamente invaluables. 

Por esto, llevarlos sobre nuestros hombros y lucir nuestras raíces en una prenda, debe ser motivo para enaltecer la historia detrás de ella al portarla con gran orgullo y seguir manteniendo vivos los relatos, cultura y tradición que nos han acompañado desde nuestros ancestros.