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La primavera representa un renacer. Su nombre encierra el primer verdor (el término “prima” proviene de primer y “vera” de verdor).

Su inicio llega con el equinoccio de primavera, entre el 20 y 21 de marzo para el hemisferio norte, que es dónde se encuentra México. El equinoccio es un fenómeno que representa el equilibrio y la dualidad, ya que es el momento en el que la duración de los días y las noches son iguales.

La primavera trae consigo un reverdecer de árboles, la polinización y una sensación de vida, juventud y vigor. En los hombres y mujeres, se hacen presentes el enamoramiento, la euforia y las alergias. Todo se potencia.

En muchas culturas, incluso las antiguas, simboliza una renovación. Y es común ver a personas que acuden a las pirámides de Teotihuacán y Chichen Itzá a cargar energía. Pero ¿esto realmente ocurre?

Seguramente el nombre de Chichén Itzá no te es desconocido. Un castillo impresionante, con 9 cuerpos escalonados de 60 metros de lado por 24 de altura. Cada lado tiene 91 escalones, los cuales, sumados con la plataforma en su parte superior, nos dan los 365 días del calendario solar.

¿Coincidencia? Los mayas son conocidos por sus vastos conocimientos astronómicos, así que cuando se descubrió en la década de los treinta que en el equinoccio se presentaba un fenómeno, ahora llamado el descenso de Kukulkán, de inmediato se asoció a esta fama y se volvió un evento muy atractivo para los visitantes.

Lo que ocurre es que cuando el sol se pone, se proyectan sombras sobre la cara norte de esta imponente construcción, generando un efecto óptico en el que pareciera que la serpiente emplumada, va descendiendo por las escalinatas. Aquí puedes ver el video:

Sin embargo, los especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), han argumentado que en ningún documento prehispánico se relaciona la llegada del equinoccio de primavera con el hecho de poder cargarse de energía en las zonas ceremoniales, por lo que calificaron que es una “invención” aunque, como se mencionó anteriormente, la radiación solar si influye en nuestras conductas.

Hasta donde se sabe, precisan los expertos, los equinoccios no tenía ningún significado en Mesoamérica, ni para los mayas, al parecer no tenían concepto de equinoccio tal y como se define la astronomía moderna; de hecho, hay muchas culturas antiguas del mundo que no tenían concepto alguno del equinoccio, por lo que este fenómeno no podría haberse buscado expresamente.

Sin embargo, otro fenómeno fascinante en este mismo lugar es escuchar el canto del quetzal, ¡mediante un simple aplauso!

El Quetzal era un ave sagrada para los mayas y estaba asociado a la representación de Kukulkán. Por si tienes dudas, sí, Kukulkán es el paralelo de Quetzalcóatl, en la cultura mexica.

Este fenómeno acústico fue estudiado en 1998 por el ingeniero estadounidense David Lubman y en el 2004, científicos belgas demostraron que las ondas que emiten los aplausos, al colocarse a una distancia de 40 metros del castillo, producen un sonido muy similar al gorjeo del quetzal y a gotas de lluvia. Mira cómo ocurre el fenómeno aquí: