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“Xiuhtecuhtli era el encargado absoluto de la continuación del mundo”

 

El Dios del Fuego, Xiuhtecuhtli

Con el paso del tiempo, el dios viejo, Huehuetéotl, tuvo cambios en su figura y en algunos de sus atributos, varios siglos después, aparece en la sociedad mexica como Xiuhtecuhtli, “el señor de la hierba”, “el señor del año”, el señor de la turquesa” o “el señor de los cometas”, puesto que la palabra xihuitl, en el náhuatl clásico tiene cuatro significados: año, hierba, turquesa y cometa. Sus diversos nombres señalan que el Dios del Fuego tuvo relación con aspectos de la naturaleza, y con ciertos conceptos de su cosmogonía. Al igual que el Dios Viejo, habitaba en los tres espacios del cosmos: el cielo, la tierra y el inframundo

Su rostro se representaba con el color rojo o amarillo, su símbolo era el alacrán, por el dolor intenso y la sensación ardiente que ocasiona la picadura.

Asimismo, el fuego fue un elemento muy importante que deificaron, que ocupó un lugar excepcional en su cosmovisión, ya que se convirtió en el motivo central de sus ceremonias y tradiciones míticas, además, fue el responsable de favorecer los cambios en el mundo, al vincularlo con las tareas de transformación, purificación y la regeneración, concedidas en el momento exacto de la transición.

Xiuhtecuhtli. Algunas acepciones

Xiuhtecuhtli estuvo enlazado con el principio dual Ometéotl, la dualidad divina de los mexicas, considerado como “padre y madre de los dioses”, el cual se convertía en la deidad masculina Ometecuhtli y en su contraparte femenina Omecihuatl, también fue personalizado como “madre y padre” del género humano.

Lo consideraron como uno de los principales fundadores del mundo junto al concepto de inicio, ya que fue el responsable de la creación del Sol, al encontrarse en el centro del Universo, ejercía prioritariamente su poder transformador y regenerador.

En la mitología mexica, Xiuhtecuhtli, como Señor de la Hierba, es el espíritu del fuego y el calor.

Las funciones que realizaba el Dios del Fuego y el Sol se asemejan a los conceptos de cocción y maduración de los alimentos.

En el plano terrestre, el Dios del Fuego fue el mediador entre el espacio superior, caliente y seco con el inferior, frío y húmedo, los mantenía equidistantes para que el hombre pudiera vivir en la tierra, con esto se mantenía el equilibrio, asegurando la continuación de la vida.

Algunas de las representaciones lo ubican en el inframundo, su labor era fertilizadora y transformadora, resultando la emancipación de las plantas del mundo muerto para generar su retorno a la vida.

Los mexicas celebraban dos fiestas, en el Xócotl Huetzi, se conmemoraba la bajada del dios al Mictlán, allí procedía a la fertilización del mundo muerto, mientras que en Izcalli se festejaba su subida al cielo, para el renacimiento y la maduración de las plantas alimenticias.

La fiesta de Izcalli se comprendía como la renovación de su cosmogonía, en otras palabras, del mito de la creación del Sol, cuyo responsable sería el elemento fuego y su acción transformadora. La presencia de Xiuhtecuhtli en dicho evento, significaba su capacidad regeneradora del mundo.

De la misma manera, dicha fiesta era una reproducción de la ceremonia del Fuego Nuevo, cuyos actos simbólicos favorecían la renovación del mundo por un ciclo de cincuenta y dos años. Los mexicas temían que los dioses se alejaran de los humanos, dejándolos a su suerte, para evitarlo, al final del Xiuhmolpilli, hacían festejos al dios Xiuhtecuhtli, realizaban sacrificios humanos, le extraían el corazón para después inmolarlos vestidos con el ropaje del dios ígneo.

La preexistencia del Dios del Fuego en Mesoamérica

Desde tiempos muy antiguos hasta el Preclásico, las pueblos que habitaban la región central mesoamericana veneraban al Dios del Fuego, de acuerdo a diversas fuentes documentales, recibió distintos nombres y atributos; y fue representado con diferentes figuras. De igual manera el fuego fue uno de los elementos fundamentales dentro de su cosmovisión y fue deificado

En aquellos tiempos, el Dios del Fuego recibió el nombre de Huehuetéotl, “el dios viejo”, se le representó, la mayoría de las veces, como un hombre anciano, arrugado desdentado, su avanzada edad se relacionaba con el conocimiento y sabiduría, simbolizaba un medio sol hecho de fuego que era lo único que existía; su posición era encorvada, sedente, sus manos descansaban sobre sus piernas sobrepuestas una sobre otra, sobre su espalda, un bracero que utilizaban para detener el fuego.

Los grabados en el bracero hacen alusión al quincunce, el símbolo que agrupa la cosmovisión mesoamericana del mundo, el Dios del Fuego habitaba en el centro del universo donde confluían los cuatro rumbos y el quinto, el centro; así como los tres niveles del universo: cielo o ilhuicatl, la tierra o tlaltipac y el inframundo o Mictlán.

Fuentes

Silvia Limón Olvera, Ejournal. UNAM. Mx. El Dios del Fuego y la Regeneración del Mundo. Consultado el 28 de noviembre. Disponible en: http://www.ejournal.unam.mx/ecn/ecnahuatl32/ECN03205.pdf

Colaboradores de Wikipedia. Xiuhtecuhtli [en línea]. Wikipedia, La enciclopedia libre, 2022 [fecha de consulta: 28 de noviembre del 2022]. Disponible en: <https://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Xiuhtecuhtli&oldid=140736342>.

Colaboradores de Wikipedia. Huehuetéotl [en línea]. Wikipedia, La enciclopedia libre, 2022 [fecha de consulta: 29 de noviembre del 2022]. Disponible en <https://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Huehuet%C3%A9otl&oldid=146784013>.

Eduardo Matos Moctezuma. Arqueología Mexicana. Huehuetéotl-Xiuhtecuhtli, Dios del Fuego. Consultado el 29 de noviembre de 2022. Disponible en: https://arqueologiamexicana.mx/mexico-antiguo/huehueteotl-xiuhtecuhtli-dios-del-fuego