Una “historia diabólicamente genial”
A principios de los años sesenta del siglo pasado, aparece la peculiar historia que cambió la temática tradicional del barro en la comunidad de Ocumicho, en Michoacán, al producir figuras del diablo, dicen que el responsable fue Marcelino. Actualmente, las mujeres del pueblo recitan el mito en diversas versiones, pero muy similares, esto les permite intervenir en su preservación, el caso es que los Diablitos de Ocumicho dieron reconocimiento internacional a esta población, por sus actitudes chuscas, la creatividad de sus finos diseños, sus colores y sus diversos motivos, en ocasiones, acompañados de animales fabulosos.
¿Sabías que…?
Los organismo encargados de fomentar las artesanías mexicanas, han clasificado como “arte fantástico”, al conjunto de cerámicas representadas por los Diablitos de Ocumicho.
Mito-Historia
La versión más difundida por los pobladores sobre los fantásticos diablitos es la siguiente:
Un día, al regresar de Tangancícuaro, mientras pasaba la barranca antes de llegar a Ocumicho, Marcelino encontró a un señor que le dijo: “tus diablos son muy feos, mírame, yo soy hermoso, tienes que tomarme como modelo” y dio vueltas levantando los faldones de su abrigo. Al mirarlo Marcelino se dio cuenta que tenía una cola, que en vez de manos tenía patas de gallina, que, en vez de pies, tenía patas de chiva. Entonces, Marcelino comprendió que estaba frente al ¡diablo!. Marcelino se persignó y el hombre desapareció.
Otra interpretación, entre las muchas que existen sobre el origen de la elaboración de los diablitos, es que el diablo recorría Ocumicho y molestaba a todos, se metía a los árboles, perseguía y enloquecía a la gente, que estos se enfermaban, entonces a alguien se le ocurrió que había que darle un lugar donde pudiera vivir sin molestar, así crearon los fabulosos diablitos de barro.
Una historia reveladora
Marcelino Vicente Mulato era huérfano, fue abandonado por su madre al casarse nuevamente, su padrastro no lo quería, empezó a vivir con unos y otros, se inició en la cerámica muy niño y sobresalió por sus bellas figuras muy bien hechas, en principio hacía ángeles. Se piensa que Marcelino estaba dotado de un sentido artístico más desarrollado que los demás y también se dice que el diablo mismo le sirvió como modelo. A él se le atribuye la creación del primer diablo en el pueblo de Ocumicho, modelado a mano, cuentan que no vivía como los demás, que estaba solo y era homosexual, que hacía tortillas y que murió muy joven, asesinado por fuereños en 1968.
La producción alfarera de Marcelino fue altamente reconocida, en aquel entonces por Banfoco, (Ahora Fonart) y fue rápidamente promovida en el año de 1962, participó en la Primera Feria Artesanal de Pátzcuaro en 1963, ese mismo año fue invitado a participar en la Feria del Hogar de la Ciudad de México y al año siguiente en la Feria Mundial de la Artesanía de Nueva York.
¿Sabías que…?
Ocumicho, Michoacán
Ocumicho es un pueblecito tarasco, pertenece al Municipio de Charapan, en el Estado de Michoacán, el significado de su nombre ha sido objeto de discusión, unos mencionan: que es “lugar de curtidores”, pues esa era la actividad que desarrollaron los ocumichenses hasta 1910; en la Relación de Xiquilpan, escrito durante la época colonial, la definición que aparece es “dizese Ocomicho porques tierra de muchas tocas”, (topos o tuzos). Esta interpretación es posible relacionarla con el término Kumechúcuaro: “la región de los muertos”. En ambos términos existe una analogía que significa “por debajo de la tierra”, pues en la tierra viven los topos y los muertos que pertenecen a la “región de los muertos”, una de las tres regiones que componen la mitología tarasca.
Inicio de la cerámica en Ocumicho
Poco tiempo después de la Revolución Mexicana, los habitantes del pueblo de Ocumicho se habían empobrecido con los enfrentamientos y no pudiendo reanudar su antigua actividad que era la de trabajar el cuero, emprendieron nuevos horizontes para lograr su subsistencia, entonces ocurre un radical cambio en su vida. Durante la década de 1920, los ocumichenses se inician en el oficio de la cerámica, con la cual fueron formando un proceso de identidad muy importante, en donde su principal bastión han sido las mujeres, puesto que de ellas, con su imaginación y la sensibilidad de sus manos, crean las figuras.
A lo largo de varias décadas se dedicaron a la elaboración de juguetería, hacían figuras varias moldeadas a mano, como tecolotitos que regalaban a los niños en las fiestas de muertos, así como silbatos en forma de pájaros y alcancías zoomorfas de conejos, cerdos, gallinas y toros; con el tiempo, las costumbres y las danzas religiosas, surgieron nuevos figuras como los moros montados en sus caballos, danzantes de pastorela, etc.
Fuentes
Cecile Gouy Gilbert. Colmich. Edu. Mx. Relaciones Revistas. El nacimiento de un arte tradicional. Consultado el 19 de junio del 2022, Disponible en: https://www.colmich.edu.mx/relaciones25/files/revistas/023/CecileGouyGilbert.pdf
Secretaría de Educación. Gob. Edo. De Mich. Univ. Pedag. Nal. La elaboración de los diablitos de Ocumicho, un proceso de producción de identidad comunitaria. Junio del 2016. Consultado el 19 de junio del 2022, Disponible en: http://200.23.113.51/pdf/33721.pdf
Cécile Gouy Gilbert. Open Edition. Books. Centro de estudios mexicanos y centroamericanos. Ocumicho y Patamban. . Consultado el 19 de junio del 2022, Disponible en: https://books.openedition.org/cemca/5421?lang=es#ftn5