En México, especialmente en la zona centro y bajío, conocemos a la capirotada como un postre típico de Cuaresma elaborado con pan, miel de piloncillo, canela, pasas, cacahuates y queso. Algunas variaciones incluyen nuez, guayaba o plátano, pero todas son dulces.
Sin embargo, sus orígenes están en la cultura romana y en la edad media europea. En aquellas épocas se estilaban platos basados en pan y se superponían capas de ingredientes con aderezo.
¿Cómo llegó a México?
A través de los españoles, que traían consigo la receta también en versión salada, con o sin carne y preparada con un caldo a base de tomate y que se encuentra en recetarios novohispanos. En España fue dónde adquirió el nombre de capirotada.
Según la RAE, el nombre proviene de capirote, que es un sombrero que utilizaban los magos y brujas en la edad media y que posteriormente, usaron también los penitentes en las procesiones de semana santa, formando un cucurucho de cartón cubierto de tela.
Iniciando el siglo XX, la capirotada en versión dulce se volvió más popular y empezó a acompañar los platillos típicos de la vigilia, como las lentejas, habas y tortas de camarón, entre otros.
Se convirtió en un platillo de alta gastronomía y actualmente se ofrece en restaurantes mexicanos como una joya culinaria mexicana, siendo buscado por los turistas gracias a esa combinación de sabores que lo convierten en un manjar digno de reyes.
¿Qué otros tipos de capirotadas existen en México?
En Morelos hacen una capirotada con pan, bolillo duro y aparte de los ingredientes tradicionales agregaban tortillas duras y tostadas, nueces, orejones de frutos secos y ralladura de naranja.
También existe la capirotada de nabos. Esta ocupa el caldo de los nabos y una fritura de ajos molidos con garbanzos. La cazuela se embarra con manteca y se colocan tostadas de pan, nabos, luego jamón cocido y una capa más de garbanzos enteros y cocidos. Una vez lograda la espesura deseada de la capirotada se cubría con pan rallado, sal y pimienta, se tapaba con un comal con lumbre para conseguir el dorado de la superficie.
La capirotada “corriente” se comía en Puebla en los días de vigilia desde el siglo XVIII. Se hacía en una cazuela de barro donde ponía manteca para freír ajos, cebollas y jitomates, todo picado y sazonado, se agregaba un poco de agua para hacer un poco de caldo; en la tortera se colocaba una capa de tostadas de pan y se humedecía con el caldo anterior, encima se rallaba queso añejo y se agregaban clavos, canela con cebolla finamente picada y se repetían las capas hasta llenar la torta; se colmaba con el caldo y luego se metía al horno hasta cuando el caldo se hubiera consumido, después se aderezaba con huevos estrellados y fritos en manteca.
La capirotada es uno de esos platillos que los mexicanos hemos personalizado hasta hacerlo propio e imprimirle nuestra identidad, así como usos populares particulares. Aquí te compartimos la receta de la capirotada de piloncillo, para que te animes a prepararla y degustes este postre delicioso tan típico de estas épocas:
Ingredientes:
Preparación: